Hace ya más de 4 años se promulgó la Ley de Convivencia Vial, que buscaba mejorar la situación de los usuarios de las vías de tránsito. Cuando salió, hice una breve exposición de la parte relativa al uso de bicicletas, donde expuse tanto los avances que establecía la nueva ley como las críticas que se le hicieron.
En esa oportunidad señalé que su aplicación correspondería a las Municipalidades, a las que no les iba a caer bien tener que facilitar recursos, tiempo, obras, para quienes no le reportan ningún beneficio, ya que a diferencia de los autos no pagan permiso de circulación.
Ha pasado ya un buen tiempo, y puedo constatar como usuario de medios ciclísticos que el avance ha sido poco, cuando no nulo. Es notoria la antipatía municipal, sobre todo en municipios pobres, hacia estos medios, cuando vemos que no sólo no se hacen las obras necesarias para que las bicicletas puedan transitar con seguridad, sino que cuando se hacen no tienen la calidad suficiente para el cometido. Aun más, hay casos en que se deshacen obras hechas con anterioridad, retirando estacionamientos o no reponiendo los que se han dañado por culpa de accidentes.
Esto es la situación general. No cabe duda que hay comunas con mejor trato a sus ciclistas que otras, incluso dentro de una misma comuna puede haber sectores más amigables que otros.
Por ello la ley ha caído en letra muerta. Muy pocos usamos el casco, casi no hay uso de reflectores o luces, y a veces no queda otra que irse por la vereda ante la falta de ciclovías o la mala actitud de los conductores de motorizados. Tampoco hay mucha vigilancia del cumplimiento de esta ley, lo que permite que no se cumplan las normas y no haya sanción efectiva a esa infracción.
Pero no quiero que esto suene a una mera crítica a la actitud municipal hacia las bicicletas. También hay que comprender la falta de incentivos que hubo por parte del legislador para que estas normas pudieran ser aplicadas, sobre todo en materia de recursos hacia las municipalidades para la mejor implementación de los
Porque, si fuera alcalde y tengo que escoger, no cabe duda que me sería de más utilidad para el interés edilicio favorecer a quienes me pagan permisos de circulación que a quienes se les permite transitar gratis, y antes que hacer una ciclovía con todas las exigencias preferiría ampliar una calle o pavimentar un camino.
A lo mejor lo que diré será antipático para el mundo cletero, y claramente me disparo a los pies, pero sería quizás necesario que vuelva el pago de patente por parte de los usuarios de bicicletas. No debe ser el mismo valor que los vehículos motorizados, pero una cuota sería algo más que necesario para que los municipios se incentiven a invertir en obras de beneficio para esta clase de vehículos.
La «patente ciclista» debería no ser superior a 1 UTM anual, dependiendo de la marca, años de uso, características, y obviamente deberá haber casos de exclusión, como menores de edad, personas que la usen como medio de labores, entre otros. Asimismo, esta patente debería incluir, igual que los motorizados, la exigencia de un seguro y/o una revisión técnica.
Con estos recursos adicionales, podría crearse a nivel nacional, regional o comunal, un fondo especial para la construcción de ciclovías, estacionamientos, y otras obras de beneficio para estos medios de transporte.
La patente, además, beneficiaría a los dueños de estos medios, al tener una identificación y un registro que permita acreditar (o al menos presumir) la propiedad del vehículo, facilitando así su recuperación en casos de robo. También, para efectos de accidentes de tránsito, sea como víctima o causante, ayudará en su identificación.
Sé que la patente ciclista podría desincentivar el uso de la bicicleta como medio alternativo. No todos tienen los recursos suficientes para pagarla, y por ello planteaba casos de exención. Asimismo, podría establecerse algún tipo de subsidio para otros casos, y que la prescripción extintiva sea de menor tiempo y más fácil de solucionar. Pero es un costo mínimo en relación con el beneficio que traería para ciclistas y municipios, además de ordenar el parque ciclista.
Bueno, éste era mi breve comentario. Espero publicarlo como carta en algún medio local o regional para incentivar el debate.