Perdonen el tiempo que ha pasado sin noticias. Estoy ocupado con otras cosas, estoy en “marcha blanca” con esto y ojalá en el futuro sea más contante.

Como sabrán (y si no, revisen mi biografía), soy Magister en Derecho por la Universidad de Talca. Tuve la suerte (sí, le puse empeño en clase y en los trabajos, pero hay varios factores que debo a mi suerte) de terminar como el alumno con el promedio más alto (que no significa que sea el mejor alumno, por esas mismas circunstancias), por lo que me regalaron un libro de arte y tuve que dar el discurso. Mis palabras fueron algo improvisadas, por lo que pienso que no las entendieron, así que en este espacio voy a tratar de aclararlas un poco.

Yo me basé en algo que encontré en la revista Selecciones, no me acuerdo de qué año, pero decía más o menos algo así: que los que se licenciaban, se graduaban o titulaban, tenían que asumirse como una nueva categoría de ignorantes; que las personas más tontas del mundo eran aquellas que decidieron un día que ya sabían bastante y que no tenían que aprender nada más.

Quizá el uso de la palabra “ignorante” fue el tema que me complicó. Su carga siempre va a ser negativa, y el epíteto se suele usar como insulto o descalificación. Pero querámoslo o no, todos somos ignorantes, más o menos, de un tema u otro. Parece frase cliché pero es verdad: nadie nace sabiendo, la vida es un continuo aprender.

Quise decir en el discurso, entonces, que uno tenía que reconocer que, pese al título o grado recibido, uno no se convertía en un sabio que saliera a repartir conocimiento al mundo como santo dando conocimientos cual fueran bendiciones. Sino, que cada titulado debía asumir el peso de su ignorancia y salir a combatirla, por su bien y el bien de la Humanidad.

Porque ese es el sentido que se le puede dar a la frase “nueva categoría de ignorantes”. Somos los que llevamos tanto la ignorancia nuestra como la de nuestros semejantes, y debemos combatirla aprendiendo, adquiriendo el conocimiento y creando otro nuevo, que ilumine al prójimo. Un sentido positivo de la ignorancia (siendo su sentido negativo el quedarse en ella y no superarla).

Necesitamos más ignorantes. No los que se quedan en su ignorancia, sino los que se convencen de serlo y buscan salir de su estado. Así estuve 2 años en mi Magister, así estuve 5 años en mi universidad, así estuve los años de escolar. Eso era lo que quería decir en mi discurso. Perdonen si las palabras me traicionaron.

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