Hace unos días salió el Índice de Desarrollo Humano (IDH) elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, indicador en el cual Chile aparece en el lugar 43, con un puntaje de 0,851, y dentro del grupo de “Desarrollo Muy Alto”. Para ser más específicos, nos hallamos entre Croacia y Barein, y para comparar, el mejor ubicado es Noruega con 0,957 y el peor es Níger con 0,394.

Pero ¿Qué es el IDH?

Para explicarnos: el IDH establece un puntaje basado en tres aspectos básicos: Ingreso per cápita, educación y esperanza de vida, estableciendo una comparación matemática con un puntaje máximo o ideal en cada área, y complejas operaciones matemáticas que sería largo explicar acá. (Puede ver acá y acá para entender mejor)

No obstante, para entender mejor las cosas, diremos que Chile destaca porque tenemos una esperanza de vida promedio de 79,91 años, una escolaridad en torno al 88 % y un ingreso per cápita de US$ 16.000 anual, algo así como 11 millones y medio de pesos.

Sin embargo, visto lo sucedido el 18 de octubre del año pasado (y mirando varios indicadores que no nos dejan muy bien parados), cabe preguntarse si ese lugar es verdadero o no. Cierto es que un IDH diferente, que corrige el puntaje aplicando criterios de desigualdad, le baja bastantes puntos a Chile, dejándolo con un puntaje de 0,709, en el grupo “Desarrollo Alto”, que sería la segunda categoría, aunque igual sería un buen lugar pese a todo.

Entonces, ¿qué pasa?

Si nos atenemos a los tres indicadores, uno podría cuestionar la metodología, aún cuando este columnista no es un experto en estos estudios, pero hay cosas que deberíamos observar, incluso después de aplicar la corrección por desigualdad:

En primer lugar, la esperanza de vida. En nuestro país, la expectativa es de 77,3 años para varones y 82,1 para mujeres. Sólo se considera el alcance de esa meta, sin entrar a considerar cómo llegan las personas a ello. No es lo mismo vivir hasta los 85 años acumulando enfermedades y malestares varios que hacen insufrible la existencia, que vivir hasta los 70 pero con una salud y situación adecuada.

Segundo, respecto a la educación, sólo se considera la enseñanza media, que en nuestro país es obligatoria desde 2003 y cuya calidad ha sido cuestionada, al menos la ofrecida por el Estado. No por nada Chile en los exámenes internacionales no suele puntuar bien (ej. en la prueba PISA 2019 Chile estuvo en el lugar 43, por debajo del promedio OCDE), lo que lleva a pensar que el indicador usado por el PNUD adolece de falta de mayores variables que muestren una realidad más allá de lo meramente numérico, considerando además cómo esa educación redunda en resultados positivos para la sociedad.

Por último, en cuanto al ingreso promedio del país, donde más podría sentirse la desigualdad, sólo se consideran los ingresos recibidos, mas no los gastos en que incurre la población, el acceso a determinados bienes, movilización y otros gastos necesarios para una subsistencia acorde a la realidad y expectativa social. La India es un ejemplo: aunque su ingreso per cápita es inferior al de varios países africanos, a la larga tiene un IDH mayor porque sus productos son más baratos y accesibles para buena parte de la población de lo que ocurre en África.

En conclusión

En mi opinión (y no quiero faltarle el respeto a Amartya Sen o Mahbub ul Haq), el IDH es un índice incompleto, puesto que el desarrollo humano implica muchas cosas más allá de educación, ingresos o años vividos. También debe incluir aquellos elementos que inciden en que se obtenga tal o cual resultado, pero también el contexto en que se viven los mismos, amén de otros indicadores que podrían reflejar de mejor manera la realidad de un país. Cosas que por cierto, la propia PNUD reconoce que no ha incluido en el IDH y que, en su informe, señala que deben ser considerados a futuro.

No por nada, ahora se agregó un IDH corregido por “presiones planetarias”, que considera el influjo de los problemas medioambientales, políticos o morales, donde Chile queda en puntaje 0,774, un nivel bueno, aunque no tan satisfactorio que en el original.

Por último, recordemos que un escritor, Darrell Huff, nos enseñó que era muy fácil engañar con estadísticas, incluso cuando ellas dijeran la verdad. Si uno no conoce y diferencia conceptos como la mediana, el promedio o la moda, si no conoce la metodología para obtener y traducir datos, o los parámetros usados, fácilmente uno puede dejarse llevar por un resultado o más halagador o más sombrío que lo que realmente es.

Referencias

El informe completo está en inglés: “Human Development Report 2020 – The next frontier: Human development and the Anthropocene”. http://hdr.undp.org/sites/default/files/hdr2020.pdf. Un resumen ejecutivo del informe en español se puede hallar en http://hdr.undp.org/sites/default/files/hdr_2020_overview_spanish.pdf 

También véase “Nuevo Informe Mundial de Desarrollo Humano evidencia desigualdad de género en Chile y evalúa impacto de los países sobre el medio ambiente” en la página de PNUD Chile. 

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