Se puede prestar a confusión mi eslogan de «Abogado de Familia», como si sólo me dedicara al Derecho de Familia.
Ante esto, creo necesario aclarar, que si bien estoy especializado en Derecho de Familia chileno, no es excluyente respecto de otras materias que puedo tratar.
De partida, porque la familia, dice nuestra Constitución, es «la base de la sociedad», y ante todo la conforman personas, que tienen derechos y garantías que todos, personas e instituciones, debemos respetar y promover. Así, el Derecho Constitucional entrega las bases para todo lo que viene a continuación, además de establecer una protección jurídica eficaz a esos derechos (con las acciones -y no «recursos»- de protección, por ejemplo).
Las personas y las familias requieren recursos para vivir y desarrollarse. Bienes raíces (casas, campos, etc.) e inmuebles (menaje, vehículos, cuentas bancarias, etc.). A veces hay problemas, como deudas, productos defectuosos, problemas vecinales, que a veces llevan a tribunales. Otras veces, las personas sufren accidentes o daños y requieren que se les pague lo sufrido. En este caso, hablamos del Derecho Civil, y en algunos casos el Derecho del Consumidor.
Para obtener los bienes la gente recurre a diversas actividades: algunos se dedican a la agricultura, la ganadería, la manufactura, la compra y venta de productos o servicios. Ahí está el Derecho Comercial. Y otros celebran contratos para trabajar en casas, comercios, fábricas, etc., cumpliendo una jornada laboral y recibiendo un sueldo. Aquí entra el Derecho del Trabajo para proteger al trabajador ante los riesgos de su función y los abusos de los jefes o colegas.
Por otro lado, sucede que a veces la familia o sus integrantes deben recurrir a diversas instituciones públicas (permisos, patentes, trámites varios), o trabajan en una de estas como funcionarios. Y hay muchos asuntos en que pueden surgir problemas con ellas. Es ahí donde la familia se encuentra con el Derecho Administrativo o el Municipal, que establece reglas para que esos trámites se hagan en orden y no haya abusos de la autoridad.
Y, por último, porque a veces sucede la desgracia de que esa familia, o alguno de sus integrantes, sufre un delito, o es acusado de uno de ellos. Entra, entonces, el Derecho Penal, para llevar a los responsables ante la justicia o defender la inocencia de quien es acusado injustamente.
No voy a hablar de otras áreas porque su influencia en la familia es marginal, y rara vez pudiera ser objeto de necesidad, como el Derecho Internacional o el Aeronáutico, por ejempo (aunque igual es asumible si la familia tiene un pariente en el extranjero, por decir algo).
En todas estas áreas, un abogado como yo debe desenvolverse, porque la familia requiere saber de esto. Muchas veces, cuando uno necesita resolver un tema, pueden salir de pronto otros relacionados, a veces porque derivan de uno que ya se estaba tratando, otras veces porque el cliente lo comenta (o un pariente, o un amigo). Y el abogado debe tener respuesta, o al menos comprometerse a estudiar el caso y dar la mejor respuesta posible.
Por tanto, aunque mi eslogan sea «Abogado de Familia», mi idea no es excluir otras áreas del Derecho que son importantes para las familias y las personas. Puedo y debo manejarme en ello.
Si a ud. le interesa ponerse en contacto conmigo, no dude en consultarme por mis diversos medios de comunicación.